viernes, 7 de diciembre de 2012

Alcohol

Cuando hablamos de alcohol hacemos referencia al etanol (CH3CH2OH) que es el tipo de alcohol que se encuentra en las bebidas alcohólicas. El alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central, es decir, que ralentiza las funciones vitales. En ocasiones se confunde con un estimulante del mismo ya que, en un primer momento produce desinhibición y euforia pero, esto es debido a que afecta a los centros cerebrales responsables del autocontrol.

Según el proceso mediante el cual se obtiene el alcohol, se pueden clasificar las bebidas alcohólicas en dos grupos: fermentadas y destiladas.

Las bebidas fermentadas son las procedentes de la fermentación natural de los azúcares de diferentes frutas como la uva, la manzana, etc. Las bebidas fermentadas más comunes son el vino, la cerveza y la sidra. El contenido de alcohol de estas bebidas oscila entre 4º y 15º.

Por otra parte, las bebidas destiladas proceden de la depuración y destilación de las bebidas fermentadas, es decir, eliminan una parte del agua contenida en estas bebidas mediante la destilación. Algunas bebidas destiladas son el coñac, la ginebra, el ron, el whisky o el vodka. El contenido alcohólico de las bebidas destiladas oscila entre los 30º y 50º.

Como vemos, el contenido de alcohol se mide en grados y se denomina graduación alcohólica. Esta graduación calcula el contenido de alcohol absoluto en 100 cc (centímetros cúbicos), es decir, el porcentaje de etanol que contiene una bebida. La graduación alcohólica también puede venir expresada en volumen (%).

Para calcular el contenido en gramos de una bebida alcohólica se usa la siguiente fórmula:

Gramos de alcohol puro=
Graduación x Cantidad ingerida x 0,8
100

Es decir, se multiplican los grados por la cantidad que se consume (expresada en centímetros cúbicos o mililitros) por 0,8 que es la densidad del alcohol y se divide entre 100. Por ejemplo, en una cerveza de 250 cc con una graduación de 4,8º la cantidad de alcohol absoluto es de 9,6 gramos de alcohol puro.

4,8 x 250 x 0,8
= 9,6
100

Historia

La especie humana obtiene bebidas alcohólicas por fermentación de productos vegetales desde tiempos históricos. Prácticamente todas las culturas nos han dejado testimonios escritos sobre las bebidas alcohólicas y sus efectos psicoactivos así como sus usos mágico-religiosos.

En la Grecia Clásica, se celebraban unas reuniones denominadas “symposium” donde el objetivo principal era beber vino. En el siglo VIII se descubre el proceso de destilación que permite obtener bebidas alcohólicas de mayor graduación. Entre los siglos XI y XIV se hace un uso nutricional, religioso y terapéutico (para la desinfección) del alcohol. Los primeros problemas sanitarios y sociales graves relacionados con el consumo de alcohol se producen en Inglaterra, en el siglo XVIII, con la popularización de la ginebra. También es en el mismo siglo cuando se produce el inicio de la comercialización del vino.

Actualmente, en España el consumo de alcohol es muy elevado. Esta sustancia desempeña en esta sociedad una función social muy importante, así como también de diversión.

Farmacocinética

La farmacocinética hace referencia al paso de las sustancias a través del organismo en función del tiempo y la cantidad administrada. Se divide en 4 pasos que son: absorción, distribución, metabolismo y eliminación.

Absorción
Hace referencia al paso del alcohol desde el aparato digestivo a la sangre. El etanol es una sustancia con apetencia por el agua (hidrófilo), así que tiene mucha facilidad para acceder al medio acuoso del cuerpo humano y en especial al plasma sanguíneo. Al beberse, el alcohol se absorbe en pequeñas cantidades por las mucosas de la boca, cuello y esófago. La absorción mayoritaria y más significativa se produce en el intestino delgado a través de pequeños vasos sanguíneos que hay en las paredes del mismo, es en este órgano donde hay una mayor superficie de absorción. Este etanol absorbido, no sufre ninguna transformación por el camino hasta el intestino delgado.

El nivel de absorción depende de varios factores como la cantidad ingerida y si ésta ha sido acompañada de alimentos o no. Este último factor, los alimentos, es muy importante ya que, éstos retardan el vaciado del estómago y por lo tanto, el alcohol permanece mayor tiempo en el estómago y llega en menor cantidad al intestino ya que, el estómago posee enzimas capaces de metabolizar una pequeña parte del alcohol. Se debe tener en cuenta que el hombre posee una mayor dotación enzimática en el estómago respecto a la mujer y por eso, hay diferencias entre ambos en la capacidad de tolerancia del alcohol.

Distribución
El alcohol se distribuye hacia los distintos órganos del cuerpo, especialmente hacia el hígado y el sistema nervioso central. Esta distribución se puede dividir en tres fases. En la primera, el alcohol se distribuye esencialmente hacia el corazón, hígado, riñón, pulmón y sistema nervioso central ya que son órganos con una circulación sanguínea preferente, con lo cual, son los primeros en recibir el impacto del alcohol. En una segunda fase de distribución, el alcohol se dirige hacia el tejido muscular y otras vísceras, la piel y la grasa donde el aporte sanguíneo es más lento. Finalmente, la tercera fase, denominada difusión, la distribución se fundamenta en el espacio intersticial (espacio entre las células).

Metabolismo
El metabolismo se produce en el hígado y existen diferentes vías para realizarlo. La vía principal es la denominada “vía del alcohol deshidrogenasa”. El alcohol deshidrogenasa (ADH) es una enzima que oxida el alcohol transformándolo en acetaldehído en el citoplasma del hepatocito (célula del hígado). El acetaldehído es más tóxico que el propio etanol, es el responsable de la intoxicación. Éste, también es eliminado mediante una enzima, el aldehído deshidrogenasa (ALDH) dentro de la mitocondria del hepatocito, oxidándolo en acetato.

Es importante tener en cuenta que hay dos enzimas de ALDH que tienen diferente afinidad con el acetaldehído. Hay una que tiene una afinidad potente para el acetaldehído, esto significa que éste es metabolizado en acetato con normalidad en un cuerpo sano. En cambio la otra tiene una baja afinidad con el acetaldehído, con lo cual se produce una acumulación del mismo en la sangre (intoxicación), debido a que no se oxida con facilidad. Así pues, las personas con la enzima de baja afinidad, debido a esa acumulación se da un efecto aversivo con lo cual, puede ser, aunque no siempre, un factor de protección tener esta enzima de baja afinidad.

Cuando esta vía principal resulta insuficiente para metabolizar bien sea por una ingesta masiva, continuada y/o persistente o por otras alteraciones hepáticas, el cuerpo humano, aunque sigue usando esta vía principal en la medida de lo posible, pone en acción los sistemas de ayuda: las vías secundarias de metabolización.

Como consecuencia del metabolismo del alcohol, se acumulan en las células hepáticas diversos productos que se deben eliminar ya que si no, debido a su toxicidad, alterarían las funciones normales de la célula.

Eliminación
Hay varios órganos que eliminan el alcohol del organismo bien sea metabolizándolo o excretándolo. El hígado es muy significativo para las moléculas consideradas grandes. La bilis expulsa la molécula al intestino, lo cual, en algunas ocasiones puede producir una reabsorción a la sangre, en el intestino grueso, y esto causa las intoxicaciones retardadas.

El riñón también es un órgano excretor del alcohol y por eso la orina puede servir para detectar consumos. También los pulmones eliminan la sustancia y por ello, la detección de alcohol también se puede realizar mediante el aire expulsado. Se debe tener en cuenta que entre un 2 y un 5% del alcohol que se ingiere, se elimina sin trasformación metabólica mediante las heces, el sudor, la orina y los pulmones.

Mecanismo de acción del alcohol ¿Cómo actúa?

El alcohol, al ser soluble en agua y en grasas se sugiere que podría actuar a través de la fluidificación de las membranas lipídicas de las células nerviosas, es decir, reducen su excitabilidad, provocando una depresión neuronal similar a la producida por otras sustancias depresoras (anestésicos). También modifica algunos procesos celulares en los sistemas de neurotransmisión cerebral. El alcohol influye en varios sistemas de neurotransmisores diferentes: GABA, glutamato, dopamina, serotonina y endorfina.

El alcohol estimula el sistema del GABA. Este neurotransmisor, en el cerebro, actúa como inhibidor de varios circuitos neuronales. El alcohol, cuando se adhiere a los receptores del GABA produce que éste permanezca más tiempo adherido así como también, que el GABA se una con mayor frecuencia a su receptor, aumentando el número de mensajes de inhibición entre las neuronas. De este modo, la potenciación del sistema gabaérgico explicaría los efectos del alcohol sobre la relajación muscular, la inducción de sedación, alteración de las capacidades motoras y cognitivas, etc.

Por su parte, el alcohol inhibe la actividad del glutamato. Este neurotransmisor actúa como excitador del sistema nervioso central. Así, cuando el alcohol se adhiere a los receptores del glutamato, éstos cambian de forma produciendo que el neurotransmisor no pueda conectarse al mismo. De esta forma, no se transmite ninguna señal a la neurona receptora y no se lleva a cabo ninguna acción. Mediante el bloqueo del alcohol, se inhiben varios procesos de la neurona receptora incluyendo la liberación de otros neurotransmisores produciendo así, una inhibición de la actividad cerebral.

Como otras drogas de abuso, el consumo de alcohol también produce un incremento de dopamina en el núcleo accumbens (sistema de recompensa) así, se produce una sensación de placer y euforia pero, si la ingesta se vuelve crónica el cerebro se adapta, con lo cual se vuelve menos sensible a la dopamina y se libera menos dopamina provocando que las concentraciones de este neurotransmisor sean demasiado bajas y que esto pueda producir un estado de ánimo deprimido.

El alcohol estimula el sistema neurotransmisor de la serotonina y da una sensación de euforia y de vinculación con otra gente. También activa el sistema endorfínico, liberando endorfinas en el cerebro cosa que puede disminuir el dolor y dar sensación de euforia cuando se consume alcohol. De igual modo, puede producir una disminución de la respiración e incluso su detención debido a que, los receptores de endorfinas controlan los músculos respiratorios y cuando las endorfinas se adhieren a dichos receptores, se reduce la actividad respiratoria.

Efectos del consumo de alcohol

Los efectos producidos por el consumo de alcohol dependen de la cantidad ingerida pero también existen otros factores que pueden agravar estos efectos como son:
  • Edad: Los jóvenes, que se encuentran en un proceso de desarrollo físico y hormonal, son más susceptibles de una intoxicación.
  • El peso: Las personas con menor peso toleran una menor cantidad de alcohol que las que tienen más peso.
  • El sexo: Las mujeres toleran menor cantidad de etanol en su cuerpo. Además, relacionado con el factor anterior, el peso, en general las mujeres pesan menos y el tamaño de sus órganos internos es más pequeño respecto a los hombres.
  • Cantidad y rapidez del consumo: A mayor cantidad de ingesta de alcohol en menor tiempo, mayor posibilidad de intoxicación.
  • Ingestión simultánea de comida: Enlentece la intoxicación pero no evita ni reduce los daños al organismo.
  • Combinación con otras sustancias: Si se combina con otras sustancias sedantes (tranquilizantes, analgésicos, etc.) se potencian los efectos sedantes del alcohol. Si se combina con la cocaína, que es estimulante, los efectos se contrarrestan, pero la toxicidad de las dos sustancias juntas es mayor que si el consumo es por separado. Además, hay que tener en cuenta que, el consumo de alcohol combinado con bebidas carbónicas (colas, tónicas, etc.) acelera la intoxicación.

Dependiendo de la cantidad de alcohol en sangre se van a ir produciendo diversos efectos. Es necesario recordar que todos los factores anteriormente mencionados también influirán en dichos efectos así como la situación, el estado de ánimo o la tolerancia que se tenga al alcohol, entre otros factores.

Concentración
en sangre
Efectos
0,01 – 0,05 g/l
Euforia, disminución de los reflejos, lentitud y/o torpeza.
0,05 – 1 g/l
Desinhibición social, euforia, aumento de la autoestima, disminución del campo visual, lentitud y/o torpeza, juicio y concentración alterados, reducción de la capacidad de atención.
1 – 1,5 g/l
Inestabilidad emocional, confusión, agresividad, descontrol, disminución de la atención y de las inhibiciones, pérdida del juicio crítico, alteración de la memoria y la comprensión, dificultades en el habla y en los movimientos, visión doble, menor respuesta a los estímulos sensoriales y baja capacidad de reacción.
1,5 – 2 g/l
Desorientación y confusión mental, dificultad para hablar y caminar, mayor descontrol, mareos y vómitos, alteraciones en la percepción del color, formas y movimiento, disminución del umbral del dolor y exageración en la manifestación de los sentimientos, alteración del equilibrio (ataxia) y descoordinación muscular.
2 – 3 g/l
Escasa conciencia, apatía (no tener ganas de nada), inercia (dejarse llevar), incapacidad y descoordinación muscular, incapacidad de caminar y hablar, incontinencia de esfínteres, vómitos, estupor y sueño.
3 – 4 g/l
Inconsciencia completa (coma), estado anestésico, hipotermia, problemas en la respiración y la circulación sanguínea, ausencia de reflejos y sensibilidad.
Más de 4 g/l
Muerte por parálisis de los centros respiratorios y vasomotor.

Riesgos y consecuencias del consumo de alcohol

Beber alcohol, como se ha visto, tiene efectos inmediatos. Las consecuencias a corto plazo de la ingesta de alcohol son la intoxicación etílica que, como ya hemos visto puede provocar un estado de coma e incluso la muerte. Además favorece las conductas de riesgo ya que desinhibe a la persona y provoca una falsa sensación de seguridad. Por ello, está relacionado con accidentes de tráfico y laborales, altercados, agresiones, etc.

Además, el consumo de alcohol produce una serie de alteraciones tanto a nivel físico como psicológico a corto y largo plazo. Estos son algunos de los riesgos y consecuencias físicas a corto plazo del consumo de alcohol en los distintos sistemas y órganos:

Sistema digestivo
La ingestión de una dosis moderada de una bebida fermentada, estimula la secreción ácida gástrica de forma evidente. Un consumo masivo ocasional puede producir alteraciones de la mucosa gástrica de tipo inflamatorio reversibles como la hiperemia, erosiones e incluso hemorragia de la mucosa. Así como también facilita el reflujo gastroesofágico.

Hígado
En el consumo ocasional se va dañando el hígado ya que éste es el encargado de metabolizar gran parte del alcohol. Así, en una ingesta masiva el hígado se sobrecarga y, si éstas, se producen de forma continuada se puede llegar a desarrollar enfermedades hepáticas.

Páncreas
Un consumo episódico masivo puede desencadenar una pancreatitis aguda.

Sistema circulatorio
El consumo esporádico masivo de alcohol puede producir arritmias y trastornos de conducción cardíaca.

Sistema metabólico
Hay un gran riesgo de hipoglucemia durante la intoxicación etílica e inmediatamente después. Tras un periodo de abuso de alcohol puede aparecer cetoacidosis alcohólica, es decir, hay una producción excesiva de cuerpos cetónicos. También, durante la intoxicación se puede incrementar la síntesis de acido láctico. El consumo ocasional de alcohol incrementa la diuresis de forma transitoria.

Por su parte, a largo plazo el consumo continuado alcohol también tiene una serie de riesgos y consecuencias físicas:

Sistema digestivo
Puede producir hipertrofia parotídea, es decir, un agrandamiento de las células parótidas. También produce gastritis crónica. Se producen alteraciones de la absorción intestinal de origen multifactorial, así como atrofia de las vellosidades produciendo una mala absorción y deficiencia de vitaminas y oligoelementos. La afectación hepática y pancreática puede alterar la digestión de muchos alimentos, sobretodo de las grasas. Afecta a la motilidad, por ejemplo,  las bebidas de baja graduación aceleran el vaciamiento gástrico. Además, en el intestino delgado y grueso pueden darse tanto una lentificación como una aceleración del tránsito produciendo diarrea y/o estreñimiento. La diarrea leve es frecuente en alcohólicos crónicos y suele desaparecer espontáneamente con la abstinencia.

Hígado
A mayor duración y cantidad de consumo de alcohol más posibilidades de padecer enfermedades hepáticas. La mayoría de bebedores habituales tienen el hígado graso (esteatosis), que es el aumento de la síntesis de ácidos grasos y su acumulación en el mismo.  La esteatosis suele ser benigna, asintomática y reversible con la abstinencia. También se puede sufrir hepatitis alcohólica, donde el hígado se inflama debido al consumo excesivo de alcohol y algunas células del hígado se necrosan. El último paso de la hepatopatía alcohólica es la denominada cirrosis hepática que solo alcanza a algunos bebedores excesivos. Se caracteriza por la sustitución del tejido del hígado que se necrosa por fibrosis, cicatrices y nódulos que resultan del proceso de regeneración del tejido dañado.

Páncreas
El consumo crónico de alcohol produce pancreatitis crónica, el páncreas está lesionado debido al abuso intenso y prolongado del alcohol.

Sistema circulatorio
Debido al consumo de alcohol, el corazón es incapaz de bombear la sangre de forma eficiente produciendo una insuficiencia cardiaca denominada miocardiopatía alcohólica. También produce arritmias cardiacas y otros trastornos de conducción cardiaca. Se puede producir una  cardiopatía isquémica que significa que hay un desequilibrio entre el suministro de oxigeno y la demanda cardiaca. El consumo abusivo y prolongado de alcohol es un factor de riesgo de hipertensión arterial así como también de ictus cerebral.

Sistema nervioso
Uno de los síndromes más comunes en alcohólicos crónicos es el síndrome de Wernicke – Korsakoff: La primera fase es la encefalopatía de Wernicke, que puede ser reversible, y la segunda la demencia de Korsakoff si no se aplica ningún tratamiento. La causa de ambos procesos es la deficiencia de tiamina (vitamina B1) que es muy frecuente en alcohólicos crónicos, aunque no exclusiva de los mismos. La degeneración cerebelosa, es para muchos autores una forma parcial de encefalopatía de Wernicke y, consiste en inestabilidad e imposibilidad de coordinación de los miembros inferiores. El síndrome de SESA, es una encefalopatía subaguda que produce confusión y disminución del nivel de conciencia, déficits neurológicos focales y convulsiones focales. También, aunque de manera muy poco frecuente, puede presentarse la enfermedad de Marchiafava-Bignami en un consumidor crónico. Esta enfermedad se caracteriza por trastornos del habla y de la marcha, del tono muscular y de la conducta de forma crónica que evoluciona hacia una demencia; también puede presentar convulsiones o coma en forma aguda que suele conducir a la muerte rápidamente. La polineuropatía alcohólica es debida al efecto directo del alcohol en los nervios periféricos y produce pérdida de fuerza, parestesias dolorosas y sensación de quemazón en la planta de los pies.

Sistema musculoesquelético
La ingesta abusiva de alcohol puede producir miopatía alcohólica, es decir, produce grados variables de debilidad y atrofia en la musculatura. También puede producir osteoporosis además de alteraciones articulares. En algunas ocasiones puede producir la contractura de Dupuytren que empieza con la retracción de la palma de la mano con la consiguiente dificultad de extender los dedos.

Sistema endocrino
El alcohol actúa directamente sobre el eje hipotálamo-hipofiso-gonadal produciendo hipogonadismo masculino, es decir, rasgos feminizantes en los hombres e infertilidad, y trastornos menstruales en las mujeres e incluso infertilidad. En alcohólicos crónicos es frecuente detectar hipotiroidismo, es decir, una disminución de la síntesis y liberación de la hormona tiroidea. Así como también disminuye la respuesta humoral al estrés.

Sistema metabólico
En el consumo crónico puede darse cetoacidosis alcohólica que, como ya se ha comentado, es la producción excesiva de cuerpos cetónicos. Además, también se puede presentar la acidosis láctica, que es la acumulación del lactato. Así como en el consumo ocasional tiene un efecto diurético, en el consumo crónico el alcohol se comporta como un antidiurético. También provoca deficiencias nutricionales aunque mantengan una nutrición normal.

Sistema Inmune-Hematológico
En el consumo prolongado de alcohol se puede presentar anemia, deficiencia de ácido fólico y alteración del metabolismo del hierro debido a diversos factores entre los que se puede mencionar la deficiencia nutricional y la malabsorción intestinal.

Este tipo de consumo puede reducir el número y afecta a la función de los fagocitos produciendo alteraciones de la respuesta inmune. Además, se producen alteraciones en la hemostasia y la coagulación con lo cual el tiempo de hemorragia se alarga.

Cáncer
Además, el consumo crónico de alcohol incrementa de forma importante el riesgo de padecer cánceres en la boca, esófago, laringe, hígado y mama, y en menor medida, también los de estómago, colon y recto.

Dependencia
Uno de los riesgos que hay que tener muy presente es que el alcohol produce dependencia, tanto física como psicológica, y que el tiempo necesario para su desarrollo es muy breve. Esto es causado porque los receptores GABA se vuelven menos sensibles al alcohol así que se necesita beber más alcohol para conseguir el mismo nivel de relajación. Del mismo modo, los receptores del glutamato, al ser bloqueados, generan más receptores con lo cual, se necesita mayor cantidad de alcohol para bloquear esos nuevos receptores. Otro factor muy importante de la generación de la dependencia es la segregación tanto de dopamina, serotonina como endorfinas que produce el consumo de alcohol ya que ésta genera una sensación de placer y euforia que hace que se quiera beber más para mantener esta situación. También mencionar que la segregación de dopamina en el sistema de recompensa es un factor para el desarrollo de la dependencia.

Embarazo
También se debe tener muy en cuenta el denominado síndrome alcohólico fetal. Éste se identifica por un patrón de anormalidades funcionales y de desarrollo que sufre un niño como consecuencia del consumo, durante el embarazo, por parte de la madre. Son niños que generalmente nacen con poco peso y anormalidades faciales como los ojos más pequeños, mejillas aplanadas, etc. Tienen retrasos en el desarrollo, coordinación deficiente del sistema locomotor, epilepsia, etc. Además, presentan alteraciones cognitivas desde el momento del nacimiento como la reducción en los niveles generales de inteligencia y alteraciones especificas en funciones cognitivas como la memoria verbal, el razonamiento, etc. Todo ello contribuye a la poca capacidad de socialización de estos niños, teniendo serias dificultades para establecer y mantener relaciones amistosas.

Como ya hemos anunciado, el consumo excesivo, intensivo y/o prolongado de alcohol, produce una serie de alteraciones psicológicas, pudiendo provocar o precipitar los siguientes cuadros psiquiátricos:

Trastorno
Sintomatología
Psicóticos
Alucinaciones transitorias
Alucinosis alcohólica
Intoxicación con síntomas psicóticos
Celotipia: Celos compulsivos e injustificados
Estado de ánimo
Depresión
Del comportamiento
Intoxicación patológica
Del nivel de conciencia
Delirium Tremens: la fase más grave del síndrome de abstinencia.
Síndrome de Wernicke
Cognitivos
Amnesia: episódica o persistente como el Síndrome de Korsakoff.
Deterioro cognitivo
Demencia

A tener en cuenta
Si se interrumpe bruscamente el consumo de alcohol se pueden experimentar síntomas de abstinencia como insomnio, nerviosismo, sudores, ansiedad, depresión, etc. Esto es debido a que la estructura de los receptores GABA, anteriormente comentados, ha cambiado y en ausencia de alcohol, el sistema nervioso es sobreestimulado, al recibir muy pocos mensajes inhibitorios. Además, los receptores del glutamato dejan de estar bloqueados, además de haber incrementado su sensibilidad con lo cual, se adhieren grandes cantidades de glutamato en los receptores y las neuronas se sobreestimulan pudiendo llegar, en el peor de los casos, a producir epilepsia. 

4 comentarios:

  1. Muy buen blog. Hacen falta artículos como estos para concienciar a la sociedad sobre la adicción que puede provocar beber en exceso. Un saludo

    Os seguiremos leyendo

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  2. El alcohol es una droga depresiva que causa muchos problemas, y no se las recomiendo.

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  3. Los efectos del alcohol sobre el cuerpo son numerosos y diversos. El alcohol, específicamente el etanol, es una potente droga psicoactiva con un número elevado de efectos terciarios que puede afectar de manera grave a nuestro organismo

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  4. Hola en el siguiente enlace podeis encontrar mas informacion sobre como parar la adiccion al alcohol http://www.centro12pasos.com/

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