La nicotina es el principal alcaloide psicoactivo presente en el tabaco. Éste es
un potente estimulante del sistema nervioso
central además de poseer un alto poder
adictivo. Hay gente que afirma usar el tabaco para relajarse, es decir, como
una especie de depresor del sistema nervioso central pero éste no actúa como
tal. Produce un efecto de relajación debido a que se calma la ansiedad
producida por la abstinencia del consumo ya que, como decimos, tiene un alto
poder adictivo.
La nicotina procede de una planta
solanácea denominada nicotiana tabacum. Se obtiene de las hojas de esta planta
tras un proceso de secado y manufacturación. Y, aunque en la actualidad su
consumo es, mayoritariamente fumado, también puede ser aspirado o bien
mascado, formas de consumo de otras épocas que aún existen de forma residual.
El humo del cigarrillo contiene
aproximadamente unos 4000 componentes tóxicos, producidos no únicamente por la
combustión del tabaco sino, por la de los añadidos que la industria tabacalera
utiliza durante su elaboración y por la combustión del papel que se usa para
elaborar los cigarrillos. Entre estos componentes se encuentran carcinógenos
como los hidrocarburos, fenoles, etc.; el monóxido de carbono (CO);
agentes irritantes como la benzoquinona, el amoniaco y otros, y un grupo
heterogéneo residual, además del alcaloide principal: la nicotina.
Historia
En la zona de Turquía y otros países
cercanos se fumaba de otra manera, mediante las denominadas shishas o narguiles
donde, el humo del tabaco es filtrado y aromatizado tras pasar por un depósito
de agua.
En 1492 Colón llevó el tabaco de América
al regreso de su primer viaje y son los españoles y portugueses quienes lo
introdujeron al resto de Europa. Hasta el siglo XIX, se consideró la época
ecológica del tabaco donde su consumo era minoritario (hombres adultos).
El tabaco no se consideró un problema de
salud pública realmente hasta que se inventó la máquina para elaborar
cigarrillos ya que, a través de la misma, su consumo se popularizó,
especialmente a raíz de la I Guerra Mundial, donde el cigarrillo “ayudaba” a
los soldados a pasar largas jornadas en las trincheras. En esta época se
produce la epidemia del cigarrillo, donde su consumo aumenta. Es en las guerras
donde se daba un alto consumo de tabaco ya que, se subministraba a los
soldados tabaco junto con su ración de comida.
En 1930 hay un gran hábito de fumar
cigarrillos, se considera algo moderno. Ya en 1913, la compañía tabacalera
Reynolds introduce su propia marca de tabaco como el primer cigarrillo moderno
fabricado con tabaco mezclado y lanza su primera campaña publicitaria en EEUU.
En 1920 las mujeres se convierten en el blanco de las compañías tabacaleras,
además, fue asociado al movimiento feminista. El tabaco se asocia a modernidad,
avance tecnológico y además ya no es considerado un producto básicamente de
hombres, es para todos.
En los años 40 y 50, empiezan a aparecer
las dudas y empieza a crecer la preocupación ya que surgen los primeros estudios
sobre sus efectos dañinos. El cáncer de pulmón hasta entonces era algo raro
pero a partir de ese momento pasa a ser la primera causa de muerte y, mediante
varios estudios se llega a vincular el consumo de cigarrillos con dicho cáncer.
Más adelante, otros estudios revelarán que no únicamente produce cáncer sino
que también tiene efectos cardiorespiratorios, cerebrales, etc.
En los años ochenta se empieza a
investigar sobre los efectos del humo del cigarrillo a terceras personas, es
decir, se empieza a ver qué efectos tiene sobre los denominados fumadores
pasivos.
Farmacocinética
La farmacocinética hace
referencia al paso de las sustancias a través del organismo en función del
tiempo y la cantidad administrada. Se divide en 4 pasos que son: absorción, distribución,
metabolismo y eliminación.
Absorción
La cantidad de nicotina absorbida por el
cuerpo dependerá de muchos factores, desde los instrumentos que se usen, la vía
por la que se administre o la profundidad de las caladas, entre otros.
Cuando el tabaco es fumado, la nicotina se
absorbe fundamentalmente a través de los pulmones y en menor medida, a través
de la mucosa bucal, gastrointestinal y la piel.
Distribución
Cuando la nicotina entra
en el cuerpo, es distribuida rápidamente por la sangre y cruza la barrera
hematoencefálica. La nicotina tarda unos 7 a 10 segundos en llegar al cerebro
cuando ésta es inhalada (fumada).
Esta rapidez es uno de los factores que contribuye a su alto poder
adictivo. La nicotina empieza a desaparecer
del cuerpo hacia las dos horas aunque oscila por la variabilidad individual.
Metabolismo
Se metaboliza en el hígado mediante unas
enzimas del citocromo P450 y, en menor medida también es metabolizada en el
cerebro y los pulmones. Al metabolizar la nicotina por oxidación, se crea un
metabolito llamado cotinina. Además, la nicotina es un inductor enzimático, es
decir, afecta a las concentraciones plasmáticas de otras sustancias, en este
caso, acelera el proceso de destrucción de la cafeína, la teofilina, los
antidepresivos, los ansiolíticos o los analgésicos.
Excreción
La excreción de dicha sustancia es
básicamente renal y varía según el pH de la orina, siendo el pH ácido más
favorable para su eliminación. Otras vías más minoritarias de eliminación son
la saliva, el sudor y la leche materna.
Mecanismo de acción del tabaco ¿Cómo
actúa?
La
nicotina imita la acción de la acetilcolina en el cerebro. Así pues, para saber
cómo actúa la nicotina debemos saber cómo actúa la acetilcolina. Esta sustancia
comunica las neuronas con los músculos para ponerlos en marcha, además, tiene
un papel importante en el ritmo cardiaco, la respiración, el funcionamiento del
bazo y la dilatación de las pupilas. También estimula otras neuronas, como las
de la dopamina para que liberen sus neurotransmisores.
De
este modo, la nicotina lo que hace es adherirse a los receptores de la
acetilcolina asumiendo su trabajo. Sin embargo, la nicotina permanece más
tiempo en el espacio sináptico ya que, a diferencia de la acetilcolina, ésta no
tiene una enzima (acetilcolinesterasa) que, a los pocos segundos de transmitir
el mensaje, la destruya y recicle. Por lo tanto, la nicotina transmite una
cantidad mayor de señales a las neuronas.
Esta
estimulación de la nicotina, producida en los receptores de las neuronas
dopaminérgicas produce la sensación de placer y euforia característica de las
drogas. Como ya se ha comentado en otros artículos, un incremento de dopamina
en el sistema de recompensa cerebral (núcleo accumbens) produce esa sensación y
refuerza la conducta de consumo.
Cuando
hay una gran cantidad de nicotina, los receptores se sobreestimulan y esto los
deja insensibles temporalmente, entonces se transmiten menos señales y se
necesita más cantidad de nicotina para obtener la misma sensación. La neurona,
al detectar la falta de señales, crea más receptores de acetilcolina y así se
produce la tolerancia a la nicotina. Por su parte, si se cesa el consumo de
esta sustancia, la insensibilidad de los receptores se reduce y la acetilcolina
vuelve a su trabajo pero, ahora tiene una mayor cantidad de receptores con lo
cual se envían una mayor cantidad de mensajes produciendo en el cuerpo:
irritabilidad, ansiedad, insomnio, depresión, etc., es decir, los síntomas
característicos de la abstinencia del tabaco.
Efectos
del consumo de tabaco
Como ya hemos comentado, la nicotina es
una sustancia estimulante, aunque muchos fumadores puedan creer que les relaja,
en realidad calma la ansiedad producida por la falta de dicha sustancia en el
cuerpo.
Después
de la exposición a la nicotina, hay un estímulo inmediato sobre las glándulas
suprarrenales y con ello la descarga de adrenalina. Esto produce una sensación
inicial intensa ya que la adrenalina estimula el cuerpo y provoca una descarga
súbita de glucosa así como un aumento de la presión arterial, la respiración y
el ritmo del corazón. Además, la nicotina también suprime la producción de
insulina del páncreas lo que significa que, los fumadores siempre están un poco
hiperglucémicos. En ocasiones, puede producir dolor de cabeza.
Riesgos
y consecuencias del consumo de tabaco
El
riesgo de padecer las consecuencias del consumo de tabaco empieza desde la
primera calada aunque, hay algunos factores que influyen de forma directa en
las mismas:
- Consumo diario de cigarrillos: Cuanto mayor es la
dosis diaria mayor es el riesgo.
- Duración del consumo: Cuanto antes se empezó a
fumar y, por lo tanto, más largo es el periodo de su vida siendo fumador
regular, mayor es el riesgo de padecer consecuencias.
- Forma de fumar: Aquellas formas que aumentan la
exposición del organismo al humo como la inhalación profunda y repetida o
el mantener el cigarrillo entre calada y calada, incrementan el riesgo.
- Tipo de cigarrillo: Los que no tienen filtro y, aquéllos que tienen un mayor contenido en nicotina y alquitrán aumentan el riesgo de padecer consecuencias.
El
monóxido de carbono es el gran responsable del daño en el sistema vascular y de
la disminución del transporte de oxígeno a los tejidos del organismo. Además,
produce fatiga, tos y expectoración.
La
nicotina, por su parte, actúa sobre las áreas del cerebro que regulan las
sensaciones placenteras (sistema de recompensa) produciendo la aparición de la
dependencia. También actúa sobre el sistema cardiovascular aumentando la
frecuencia cardiaca y la posibilidad de arritmias.
Estos
son algunos de los riesgos y consecuencias físicas a corto plazo del
consumo de tabaco:
Sistema
respiratorio
La
exposición constante a los componentes tóxicos del humo del tabaco produce un
incremento de la producción mucosa en las vías respiratorias, así como también
dificulta la acción limpiadora de las células ciliares y reduce la eficacia del
sistema inmunitario. A consecuencia de este proceso, comienzan a aparecer los
síntomas más frecuentes entre los fumadores como la tos y las expectoraciones y
en ocasiones faringitis, así como la disminución de la capacidad pulmonar, que
son los primeros síntomas indicadores de disfunción en este sistema.
Sistema
circulatorio
Los
efectos del humo del tabaco sobre este sistema, son debidos a la acción de la
nicotina y el monóxido de carbono. Como ya se ha comentado, se produce un
aumento de la presión arterial (sobrecargando las paredes de las arterias)
debido a la nicotina, además aumenta la frecuencia cardiaca (sobrecargando de
trabajo al corazón) y la coagulación de la sangre (incrementando la presencia
de lípidos y favoreciendo la formación de trombos). El monóxido de carbono
disminuye la oxigenación del organismo (hipoxia), lo que tiene efectos
negativos, especialmente sobre el corazón.
Por
su parte, el hábito tabáquico también produce una serie de riesgos y
consecuencias a largo plazo:
Sistema
respiratorio
A
medida que aumenta la gravedad de la sintomatología, anteriormente comentada,
pueden aparecer varias enfermedades como:
- Bronquitis crónica: Es una inflamación permanente
que resulta de la irritación continuada del árbol bronquial.
- Enfisema pulmonar: Se caracteriza por la
destrucción progresiva de los alvéolos y la retención de aire en los
pulmones.
- Cáncer de pulmón: El hábito de fumar es el factor causal más frecuente en la aparición de este cáncer.
Toda
aquella sintomatología que se produce en este sistema a corto plazo favorece
que se pueda producir arteriosclerosis, que afecta a las arterias del corazón,
el cerebro y las extremidades, y que puede dar lugar a distintas enfermedades:
- Coronarias: Por la obstrucción de las
arterias coronarias, por ejemplo la cardiopatía isquémica, angina de pecho
o infarto de miocardio.
- Accidentes cerebro vasculares: Por obstrucción de
las arterias cerebrales como hemorragias, trombosis y embolias cerebrales,
que pueden dar lugar a la muerte súbita.
- Vasculares periféricas: Afecta a los vasos
sanguíneos que están fuera del corazón y el cerebro, produce un
estrechamiento en dichos vasos que aportan sangre a las extremidades, el
estómago y los pulmones.
Sistema
digestivo
La
nicotina favorece la aparición de enfermedades como la gastritis crónica que es
una inflamación inespecífica de la mucosa gástrica que se presenta gradualmente
y persiste durante un tiempo considerablemente prolongado. También favorece la
aparición de úlceras gastroduodenales que es una lesión en la mucosa que
protege el estómago y el duodeno, provocada por un aumento de las secreciones
ácidas que alteran las paredes de estas zonas. De la misma forma, colabora en
la aparición de la esofagitis por reflujo que es aquella inflamación,
irritación o hinchazón del esófago producida por el reflujo de líquido que
contiene ácido desde el estómago hacia el esófago.
Boca
El
tabaquismo aumenta el riesgo de padecer caries ya que produce alteraciones en
el tejido de soporte del diente ocasionando una migración gingival y con ello
la exposición de los cuellos dentarios. Por otra parte, el consumo de tabaco
tiende a disminuir el flujo salival.
Sistema
endocrino
Fumar
acelera la aparición de la menopausia entre 2 y 3 años, contribuye a la
impotencia en el hombre así como altera la formación de esperma.
Riesgos
adicionales en las mujeres fumadoras
La
probabilidad de padecer un infarto se multiplica por 10 en las mujeres que
fuman y usan anticonceptivos orales; además, aumenta el riesgo de sufrir
osteoporosis.
Cáncer
El
consumo de tabaco se ha relacionado con diferentes cánceres como el de pulmón
que ya hemos comentado, laringe, faringe, esófago, estómago, páncreas, hígado,
colon, recto, riñón, vejiga, mama, aparato genital y linfático. Esto es debido
a que en el humo del tabaco se encuentran numerosos compuestos químicos
cancerígenos que provienen de la combustión como el oxido nítrico, el benceno o
el benzopireno, entre otros.
Embarazo
La nicotina atraviesa la barrera
placentaria con lo cual, afecta al feto y sus efectos en el mismo son un menor
peso al nacer así como síntomas de abstinencia a dicha sustancia. También
produce una mayor tasa de abortos, nacimientos prematuros, muerte perinatal y
complicaciones placentarias. Además, los niños de madres fumadoras presentan un
mayor índice de enfermedades infantiles, como por ejemplo otitis y asma, entre
muchas otras.
Obviamente,
el tabaco también produce consecuencias y riesgos psicológicos.
Como
se ha ido viendo, la dependencia psicológica a la nicotina es muy fuerte debido
tanto a la rapidez con la que llega al cerebro como por la falsa sensación de
relajación que manifiestan los fumadores que, como ya se ha mencionado, es
debido a que se calma la ansiedad producida por la abstinencia.
Además,
cuando se quiere cesar el consumo tabáquico, surgen reacciones de ansiedad y
depresión debidas a la dificultad de abandonar dicho consumo. También se genera
el síndrome de abstinencia caracterizado por irritabilidad, insomnio, ansiedad,
dolor de cabeza, fatiga, aumento del apetito, dificultad de concentración, etc.
Este síndrome aparece a las pocas horas de terminar el último cigarrillo y
puede durar de 7 a 10 días aunque, el deseo de fumarse un cigarrillo puede
mantenerse durante años.
Por
otra parte, fumar habitualmente mantiene algún tipo de relación con padecer
trastornos mentales. Si bien desde hace tiempo se creía que la adicción a la
nicotina sería consecuencia del trastorno mental, ya que aquellos que padecen
algún trastorno consumen una mayor cantidad de cigarrillos que los que no lo
padecen, se va viendo, mediante estudios, que fumar también puede provocar y
mantener ciertos trastornos de ansiedad y, especialmente el de pánico. La
probabilidad de sufrir estos ataques de pánico cuando se cesa el consumo,
disminuye hasta situarse al mismo nivel que la población general.
En
definitiva, dependiendo de varios factores, entre los cuales se encuentra la
cantidad de nicotina suministrada, fumar puede producir un efecto ansiolítico y
antidepresivo, lo cual explicaría su consumo para aliviar el malestar surgido
de un problema psicológico. Aunque, a medida que la dosis diaria de nicotina
aumenta, los efectos ansiógenos también lo hacen, hasta llegar al punto de
incrementar el riesgo de producir ataques de pánico y/o otros trastornos
psicológicos.
Fumador pasivo
Es aquella persona que, aunque no fuma,
respira el aire del tabaco y por lo tanto también corre riesgos. Al inhalar el
aire contaminado por el humo del tabaco incrementa el riesgo de padecer las
mismas enfermedades de corazón y pulmón que los fumadores. Además, si dichas
personas, padecen problemas alérgicos, asmáticos o cardiovasculares, pueden ver
agravada su sintomatología.
Estos riesgos, aunque afectan a todos los
fumadores pasivos, son especialmente significativos en el caso de las mujeres
embarazadas y los niños. Una mujer embarazada que sea fumadora pasiva tiene los
mismos riesgos que aquella que es fumadora activa.
En
los niños, la exposición al humo del tabaco aumenta el riesgo de muerte súbita
del lactante y se incrementa el riesgo de infecciones respiratorias (asma,
neumonía y otitis). También, lógicamente, hay un empeoramiento en los niños
asmáticos expuestos al humo del cigarrillo.
Del
mismo modo, respirar el aire contaminado por el tabaco también puede producir
cáncer ya que, mediante la combustión del cigarrillo, se desprenden agentes
cancerígenos al aire que entran en el fumador pasivo llegando a alcanzar
rincones profundos en el sistema respiratorio.
El tabaco es una de las peores drogas que hay, mata lentamente, pero mata de verdad.
ResponderEliminarLos cigarrillos son lo peor que hay!
ResponderEliminarEl tabaco es una droga aunque haya gente que no quiera admitirlo por el hecho de que esté legalizado, el estado pone en peligro la salud de las personas con tal de sacar ingresos de ahí. Deberían prohibirlo, es una droga como cualquier otra.
ResponderEliminarTambién tengo un blog, pero de información y conocimiento, lo estoy retomando después de bastante tiempo, si estás tranquilo y puedes visitarlo te lo recomiendo MuyTranquilo. ¡Un saludo! ;)